Contraataque: Los Estados Unidos le han declarado una guerra comercial al mundo, pero ha ganado China

El año 2018 fue testigo de los comienzos de una guerra comercial iniciada por el presidente estadounidense Donald Trump. La guerra comercial afectó prácticamente a todos los países, desde los vecinos de los Estados Unidos hasta la Unión Europea, Rusia y China. Como resultado, decenas de países han resultado perjudicados, se han gastado miles de millones de dólares en vano y ahora los acuerdos comerciales existentes están sujetos a revisión. Sin embargo, Estados Unidos es el principal perdedor de la guerra, que se espera finalice antes de la primavera de 2019.

Extracto del programa de noticias sobre la guerra comercial de Lenta.ru.

Bajo la bandera de la rectitud

Durante su campaña electoral, el Sr. Donald Trump hizo numerosas referencias a la guerra comercial; el entonces candidato presidencial habló en más de una ocasión sobre la irrazonable proporción de productos chinos que se venden en el mercado estadounidense. Se estima que el déficit comercial de los Estados Unidos con China había alcanzado los 500 000 millones de dólares estadounidenses al año aproximadamente, lo que llevó a un aumento brusco en la tasa de desempleo y en la deuda de los Estados Unidos.

Sin embargo, en comparación con el déficit comercial, lo que más enfurecía a Trump era el robo de los derechos de propiedad intelectual de las compañías estadounidenses. Trump declaró que, según la legislación china, las compañías extranjeras solo podían entrar en el mercado chino si creaban una unión temporal de empresas con sus pares locales. Esta exigencia permitía a las empresas chinas acceder fácilmente a las tecnologías de sus partners estadounidenses. Como resultado, Estados Unidos estaba perdiendo 300 000 millones de dólares estadounidenses al año.

En enero de 2018, a Trump se le agotó la paciencia. Lanzó su primer ataque contra los paneles solares y las lavadoras imponiendo impuestos del 30 % y del 20 %, respectivamente. Ahora, un fabricante de lavadoras tendrá que pagar un impuesto del 20 % por los primeros 1,2 millones de máquinas exportadas a los Estados Unidos y un impuesto del 50 % si la cantidad es mayor. Esto afecta no solo a China, sino también a Corea del Sur y a México, ambos grandes exportadores de lavadoras. 

El segundo ataque se lanzó contra el sector metalúrgico. En marzo, los aranceles de importación correspondientes al acero y al aluminio aumentaron un 25 % y un 10 %, respectivamente. Trump ha afirmado: “Nuestros sectores del acero y el aluminio han sido destruidos durante décadas por malas políticas y comercio desleal con países de todo el mundo”.

Los aliados principales de Washington (países de la UE, Australia, Canadá y Japón) inicialmente recibieron un aplazamiento; pero ese aplazamiento expiró en junio, lo que provocó medidas de represalia. La Comisión Europea impuso un impuesto del 25 % sobre los productos tradicionales estadounidenses que supuso un total de 2800 millones de euros: vaqueros, whisky, motocicletas, zumo de naranja, mantequilla de cacahuete, etc.

Los economistas compararon la situación económica actual con la Gran Depresión de los años 30. Los motivos principales de la Gran Depresión fueron las medidas proteccionistas comerciales adoptadas por el presidente estadounidense Herbert Hoover. Su política arancelaria había afectado a más de 20 000 artículos que se importaban a los Estados Unidos y había reducido la cantidad total de exportaciones tres veces, pasando de 2300 millones a 784 millones de dólares estadounidenses al año. Como resultado, el sector industrial estadounidense sufrió una grave recesión que después se amplió al mercado de valores y a los bancos.

Un duro revés

Desde hace mucho tiempo hay preocupación sobre las consecuencias perjudiciales de las barreras comerciales impuestas precipitadamente por Trump. En verano de 2018 se demostró que esas preocupaciones no eran infundadas. Las políticas comerciales han traído problemas a los Estados Unidos. Primero, el fabricante estadounidense de motocicletas Harley-Davidson, uno de los líderes del sector, anunció un plan para trasladar su centro de fabricación fuera de los Estados Unidos con el objetivo de evitar los aranceles impuestos en forma de represalia que finalmente terminarían pagando sus compradores europeos. Este acontecimiento fue un duro golpe para Trump, que había prometido obligar a las grandes empresas a regresar a los Estados Unidos. Aunque Brown-Forman, propietario de Jack Daniels, una famosa marca estadounidense de bebidas alcohólicas, no trasladó su producción fuera de los Estados Unidos, advirtió acerca de un aumento del 10 % en el precio del whisky en los mercados europeos. 

Muchas otras empresas también se han visto afectadas por la guerra comercial. Entre ellas, se encuentran la empresa agrícola Monsanto, el fabricante de ropa deportiva Nike, Wal-Mart, Apple (la mayoría de sus fábricas están en China), Boeing, Tesla, General Motors, Ford y otros fabricantes de automóviles. Vivint Solar, proveedor estadounidense de sistemas fotovoltaicos residenciales, está trabajando con pérdidas, ya que las ganancias se han vuelto más difíciles como resultado de una disminución en los pedidos. Los agricultores de soja de Illinois se quejan de la posibilidad de perder el mercado chino.

Al mismo tiempo, Trump, quien se postuló para la presidencia como republicano (anteriormente había sido demócrata e incluso había formado parte del poco conocido Partido de la Reforma), en realidad fue en contra de sus compañeros de partido, quienes tradicionalmente habían abogado por el libre comercio en todo el mundo. Muchos de los miembros del partido tienen su propio negocio y han transferido la producción al extranjero para ahorrar costes de mano de obra y recursos; por lo tanto, están interesados en la libre circulación de mercancías a través de las fronteras. De este modo, Trump ha agravado las ya graves contradicciones relacionadas con la política interna, que anteriormente se habían manifestado durante las disputas en el Congreso sobre la reforma tributaria y la abolición de la ley de sanidad existente. En ambas ocasiones, no solo los miembros demócratas de la oposición, sino también algunos colegas republicanos, se opusieron a las iniciativas de Trump.

El presidente Trump ha dicho repetidamente que deseaba cambiar todo el sistema existente de comercio mundial, pero en respuesta recibió reproches de expertos financieros por no entender los principios fundamentales. El equilibrio comercial no depende de los volúmenes físicos de las exportaciones e importaciones, sino del tamaño y las necesidades de la economía nacional. Cuanto más grande sea, más bienes y servicios necesitarán cada día los ciudadanos. Debido a la reducción en los impuestos y al incremento en el gasto presupuestario, la demanda interna en los Estados Unidos está aumentando y los fabricantes estadounidenses, contrariamente a los cálculos de Trump, no pueden satisfacer a todos los consumidores.

Por lo tanto, es imposible gestionar la economía sin importaciones. Ahora, la duda radica en qué bienes importar y de qué países. Teóricamente, el déficit comercial entre China y Estados Unidos puede reducirse a cero. Y en este caso, Estados Unidos debe importar bienes de otros lugares, que se supone seguirán siendo chinos. La diferencia es que, esta vez, lo hará con el añadido de los costes y aranceles adicionales de un tercer país. Por lo tanto, la obsesión con el déficit de Estados Unidos y China no tiene sentido. Además, el déficit comercial en sí no es tan aterrador como parece. Los Estados Unidos tienen un vínculo extremadamente fiable. Esto seguirá atrayendo capitales al país.

Un trago amargo

Lo que más deprime a Trump es que sus políticas no han logrado detener la expansión económica de China. La iniciativa china “Una franja, una ruta” y el plan “Hecho en China 2025” son dos grandes estrategias nacionales. La primera estrategia tiene como objetivo crear corredores de transporte para la exportación de bienes a Europa. La segunda estrategia apunta a desarrollar tecnologías avanzadas dentro de las fronteras nacionales. Como se mencionó en la estrategia “Hecho en China 2025”, el país asiático tiene como objetivo aumentar la producción nacional de componentes y materiales básicos en un 70 % antes de 2025. El Gobierno chino ha destinado decenas de miles de millones de dólares a estas dos estrategias, además de cientos de miles de millones de dólares procedentes de fondos privados.

Estados Unidos considera que su dominio económico se ha visto amenazado como consecuencia de la estrategia “Hecho en China 2025”. Se estima que el PIB de China superará al de los Estados Unidos dentro de unos años, ya que China ya no necesitará productos estadounidenses y los productos chinos se venden más que sus pares estadounidenses en el mercado occidental. Independientemente de las medidas que adopte Estados Unidos, China está decidida a seguir su política establecida. Al mismo tiempo, incluso antes de la guerra comercial, el Gobierno chino había prohibido gradualmente que los empresarios chinos hicieran inversiones arriesgadas en el extranjero.

Para encontrar mercados alternativos a las importaciones estadounidenses y evitar la escasez de productos, China flexibilizó o incluso levantó las restricciones a los productos de muchos otros países, especialmente de los países asiáticos.

La tensión entre China y Estados Unidos ha durado mucho tiempo, lo que favorece a otros países. La UE ha atraído a muchos nuevos proveedores y compradores chinos. Rusia ha podido vender gas natural a los países que no pudieron comprar combustibles a los Estados Unidos. Los medios de comunicación estadounidenses han informado que Trump se ha obsesionado con China y que la considera su mayor enemigo. Esto ha sido confirmado por el nuevo acuerdo firmado entre los Estados Unidos y sus países vecinos. A comienzos del otoño, Estados Unidos, México y Canadá llegaron un nuevo acuerdo conocido como el Acuerdo de Estados Unidos, México y Canadá. En comparación con el acuerdo anterior, el nuevo ofrece políticas beneficiosas para los agricultores y los fabricantes de automóviles estadounidenses. Es posible que los Estados Unidos firmen un acuerdo similar con la UE para reducir la mayoría de los aranceles impuestos en la región.

Llegar a un acuerdo

El conflicto entre Estados Unidos y China siguió intensificándose hasta la celebración de una cumbre del G20 en Argentina. Los Estados Unidos habían considerado anteriormente la posibilidad de elevar los aranceles del 10 % al 25 % para un total de 200 000 millones de dólares en importaciones chinas. Después de una reunión de dos horas y media, el líder chino y el estadounidense llegaron a un acuerdo. Se acordó que China aumentaría sus importaciones de productos agrícolas, energéticos e industriales de los Estados Unidos, mientras que los impuestos a los vehículos importados de los Estados Unidos disminuirían del 40 % al 15 %. Además, China mejorará continuamente las leyes y normas para reforzar la protección de los derechos de propiedad intelectual. En respuesta, el presidente de Estados Unidos, Trump, acordó posponer la fecha de entrada en vigor de los nuevos aranceles de enero a marzo de 2019.

Trump dijo en Twitter que Estados Unidos logrará un “buen trato” o “ningún trato en absoluto” con China. Se dice que China está considerando posponer el plazo de 2025 a 2035 para algunos objetivos estratégicos previstos en el plan “Hecho en China 2025” y reducir la inversión estratégica a nivel estatal. Sin embargo, el Gobierno chino no ha anunciado oficialmente esta decisión.

Posibles amenazas

Sin embargo, las concesiones hechas por China no lograrán tranquilizar a la Casa Blanca. Los economistas han señalado que esas concesiones benefician en realidad a China. Después del despliegue de la política de barreras comerciales, el precio de las alubias disminuyó, lo que permite a China comprarlas a precios más bajos. Durante la confrontación entre China y Estados Unidos, Alemania y Japón han reemplazado a los Estados Unidos como países dominantes en el mercado chino de automóviles. Los precios más altos de los metales han dado lugar a un aumento significativo en los costes de producción, lo que también ha ejercido presión sobre las empresas estadounidenses.

Asimismo, la afirmación de que China reducirá las inversiones en la estrategia “Hecho en China” 2025 es incorrecta. A medida que la economía china se desacelera, el plan en sí necesita mejoras y adaptaciones. La prioridad actual para China consiste en redistribuir el presupuesto entre las áreas que lo necesitan y cancelar las inversiones en proyectos no rentables.

Si Estados Unidos y China pueden cumplir sus promesas, la guerra comercial bilateral podría concluir en la primavera. Sin embargo, esto no aportará ningún cambio positivo para el comercio internacional. Aunque surgirán nuevas oportunidades de desarrollo para el comercio internacional, muchos países todavía sufren las consecuencias. El 1 de diciembre de 2018, el Gobierno canadiense arrestó a Meng Wanzhou, directora de finanzas de Huawei (Huawei es uno de los principales fabricantes de smartphones y equipos de telecomunicaciones del mundo), a petición del Gobierno de los Estados Unidos, bajo sospecha de haber violado las sanciones comerciales estadounidenses contra Irán. Desde su retirada del acuerdo nuclear, Estados Unidos ha iniciado otra ronda de sanciones contra Irán y ha solicitado a las empresas que tienen relaciones comerciales con Estados Unidos que no cooperen con Irán.

Huawei ha estado en el punto de mira de los Estados Unidos en los últimos meses. El Gobierno y las instituciones militares estadounidenses tienen prohibido comprar productos a Huawei, bajo el fundamento de que la compañía podría filtrar datos de los usuarios. La tecnología 5G de Huawei es líder en el mundo. Incluso la Casa Blanca ha admitido que Estados Unidos no sería capaz de estar al nivel de China sin la ayuda de Huawei. Aunque a Meng Wanzhou se le ha concedido la libertad bajo fianza, sigue enfrentándose a una posible extradición a los Estados Unidos en los próximos meses, mientras que China y los Estados Unidos negocian un acuerdo. Podría ser utilizada como un factor de negociación en futuras conversaciones comerciales.

Lea el artículo original en https://lenta.ru/articles/2018/12/25/war/